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Mercado grande. Crónica 11. Mercado libre y franco de alcabalas

11. Crónica 11

 

            La plaza del Mercado Grande debe su nombre, precisamente, a la celebración en la misma de una intensa actividad mercantil donde convergen el campo y la ciudad. El mercado urbano de Ávila, en el que se daban cita periódica los mercaderes para vender sus productos, debió comenzar sus actividades hacia 1144, según constata Belmonte, apareciendo ya en el año 1230, el mercado de Sant Pedro como un mercado estable y permanente.

 

 A principios del siglo XIV, “la ciudad contaba con amplios espacios abiertos, denominados plazas o cosos, donde además de una actividad mercantil rutinaria y cotidiana, es seguro que se realizaban también mercados con periodicidad semanal. Es el caso del Mercado Grande o Mayor; en uno de cuyos extremos se encontraba el coso do mueven los caballos, del Mercado Chico y del Coso de San Vicente”.           

En el desarrollo ordinario de las actividades propias del mercado, pronto se dejaron notar las molestias que producían los animales de carga de los que se servían arrieros, trajinantes y demás mercaderes, por lo que los miembros del Concejo abulense decidieron en 1487:

 "Ordenamos y mandamos, que por cuanto estaba ordenado por el concejo, que las bestias que vine a las plazas del Mercado Chico y el Mercado Grande en los días de mercados francos las bestias y acémilas que estuviese descargadas de sus mercaderías ocupaban mucho en las dichas plazas en los dichos días de mercado, y fue mandado que allí no estuvieran so pena de dos maravedíes”.

La ocupación de los espacios públicos de la plaza, generó a favor de la iglesia de la Magdalena el derecho llamado “de suelo” por el terreno de su propiedad que se utilizaba con mercancías, tal y como fue reconocido por el Concejo en 1487 mediante la ordenanza que decía:

Ordenamos y mandamos que la Iglesia y ermita de la Magdalena, que está en la plaza del Mercado Grande, de los arrabales de dicha ciudad, haya de llevar y lleve de todas las cosas que vinieran a vender y se vendieren en la dicha plaza de Mercado Grande, en el circuito donde ahora se hacen las talanqueras y barrera al tiempo que se corren los toros desde adentro, de cada carga de cualquier mercadería, de cualquier calidad que sea, que venga a venderse y se venda en la dicha plaza y dentro del dicho circuito, por el derecho del suelo un cornado, que son tres cornados una blanca vieja, y seis cornados un maravedí”.

Tal fue la importancia que tenía la celebración de mercados en Ávila, que los Reyes Católicos el 29 de noviembre de 1494 ordenaron a sus contadores y recaudadores  que respetaran la merced que han hecho al concejo de Ávila del mercado franco de todos los viernes del año, lo que  confirmaron días después el 8 de diciembre, y en su virtud todas y cualesquiera mercaderías y otras cosas que se vendiesen y comprasen y trocasen y cambiasen en el dicho día de viernes del dicho mercado por cualesquier persona, así de la dicha ciudad y de su Tierra como de fuera de ella, fuesen libres y francos de toda alcabala.            

            El Mercado Grande, como lugar de compraventa de productos, ocupaba la zona centro de la ciudad, y aunque situado a las afueras, no por ello tenía condición de estar en el arrabal, declaró el consistorio en el año de 1500, señalando aquí también que el mercado se celebraba cada quince días, alternando así con el mercado del coso de San Juan o Mercado Chico, alternancia ésta ya apuntada siglos antes.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

 

(Foto: Plaza del Mercado Grande. Tarjeta postal Mayoral Encinar, hacia 1928)

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