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Mercado grande. Crónica 16 Comedias, momos, comparsas, gigantones y tarascas

 

16. Crónica 16 Las representaciones teatrales al aire libre, en calles y plazas, forman parte de la tradición cultural de las ciudades medievales, y en este contexto la plaza del Mercado Grande de Ávila fue, efectivamente, un espacio abierto al espectáculo callejero.

 

Sabemos que el 18 de diciembre de 1474, los moros con sus danzas de espadas y “momos” o representaciones en el Mercado Grande actuaron en los festejos organizados con motivo de la proclamación en Ávila de los Reyes Católicos.

Otras danzas conocidas en el escenario del Grande fueron las de Serranas, de Judíos, de las Plagas de Moisés, de Moros y Cristianos, de Portugueses, de Convertidos, de Monteros, de Gentilhombres, de Infanzones..., brillando dichas danzas con especial esplendor y originalidad a finales del siglo XVI y principios del XVII en las actuaciones de la fiesta del Corpus. Además, también en la plaza tenían lugar exhibiciones de comparsas, gigantones, tarascas y otros animales alegóricos, a la vista de los gastos anotados en el Libro de Fábrica de la Catedral de 1552, donde se recoge una partida por la realización de tres gigantones, una tarasca y una cabeza de toro.

La tradición cómica y el gusto por el teatro ha sido siempre una constante entre las aficiones de los abulenses, pues no en vano “contó Ávila desde finales del siglo XVI con una casa de comedias: el patio del Hospital de la Magdalena”, colindante por el norte con el Mercado Grande. Una de las más significativas de representaciones teatrales de las que se tiene constancia fue “La Comedia de San Segundo”, escrita por Lope de Vega y escenificada en 1594 dentro del programa teatral elaborado con motivo de la Traslación de San Segundo. El cronista de dicha representación, Antonio de Cianca, constató: “Representado el auto del bienauenturado san Segundo públicamente a la ciudad en el patio del hospital de la Madalena de Áuila, donde se representan las comedias que en ella públicamente se hazen”.

El ambiente teatrero que propiciaba el patio de comedias llegaba, como es lógico, hasta el propio Mercado Grande, ya que el edificio estaba construido en uno de los laterales de la plaza. Fueron muchas las representaciones celebradas en la Magdalena hasta el cierre del teatro en 1801, contándose por centenares las funciones, danzas, títeres y volatines que aparecen documentadas en el estudio realizado por José A. Bernaldo de Quirós.

Desaparecida la casa de comedias de la Magdalena, el teatro que se representa en el Mercado Grande lo es entonces al aire libre, o en barracones instalados durante las fiestas y ferias. Años después, el característico ambiente teatral de la plaza se propaga de nuevo gracias a las funciones que se realizan en el café “Pepillo”, inaugurado en 1873, y en el Coliseo Abulense, abierto en 1906 en la cercana calle Estrada.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Gigantones en la Plaza del Mercado Grande, Santos Delgado, 1958)

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