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Mercado grande. Crónica 36 Tiendas de posguerra

36. Crónica 36 Productos y surtidos de librerías, papelería, farmacia, cafetería, pastelería, ultramarinos, mercería, bisutería y quincalla llenan los escaparates del Mercado Grande en los años cuarenta y cincuenta. En esta época la ciudad parece haber retrocedido en el tiempo, y es que las cicatrices de la guerra y el racionamiento han hecho mella en la ciudad. La novedad llegó de la mano de los electrodomésticos.

 

En 1946 y en hacia 1950, se publican sendas guías de Ávila de Luís Belmonte. En ellas vuelven los anuncios publicitarios demuestran la revitalización del comercio, y en ellos leemos que la librería de Mariano Blanco Blázquez “La Escolar” se encuentra en el nº 2 de la plaza de Santa Teresa, dedicada a la venta de libros, papelería y objetos de escritorio, textos y material escolar. En el nº 3 se encuentra la farmacia de Juan Paradinas, junto a la farmacia de F. de la Puente en el nº 4, en cuya rebotica ya hemos dicho que se celebraban animadas tertulias. Continuamos bajo los soportales donde se halla la confitería y repostería “Iselma”, que ocupa el local del practicante en medicina Teodoro Canto, en el que también se hacían tertulias. Se mantiene la relojería y platería “Kaiser” en el nº 6, en el mismo edificio que se halla el consultorio médico de Joaquín Costa Molinero. Después Café-Bar “El Águila de Gredos” por Saturnino Muñoz, especializado en cafés, chocolates y licores, primera casa en cervezas y mariscos. Seguidamente, en el nº 10 está el Banco Central y el oculista Ismael Picón Martín, así como el Casino Abulense y el café “La Amistad”, regentado desde 1939 en exclusiva por Joaquín Trullén, y a partir de ese mismo año por su viuda e hijos, habiéndose reformado en 1942 con el capital de Rafael Albertos. Al otro lado de la plaza, dando fachada al norte, sigue la oficina de correos y telégrafos, el odontólogo Germán Rivas Gómez, el taller de vulcanizados “Guerras”, el registro de la propiedad y el despacho del abogado Salvador Represa Marazuela.

Llegados al final de la década de los cincuenta, las fiestas de Santa Teresa son un buen reclamo para publicitar el comercio de la ciudad, y también del Mercado Grande, y así, por el programa de fiestas, sabemos que en el número 1 de la plaza estaba la librería y perfumería de Zósimo San Román, donde se vendían objetos de escritorio, artículos para colegial, plumas estilográficas, un extenso surtido en recuerdos de Ávila, y medallas de Santa Teresa y Sonsoles. Siguiendo en el mismo número también está el comercio de Carmen López Corvo, sucesora de Carmelo López, dedicado a mercería, quincalla, bisutería, perfumería y juguetes. En el número 2 estaba la papelería y librería “Abulense”, que vendía objetos de escritorio, material escolar, plumas estilográficas, lapiceros y bolígrafos, kempis y misales, plumieres, libros de contabilidad, tallas religiosas, sagrados corazones para entronizar Niños Jesús, vades para despacho, escuadras, carbones y reglas, etc. etc. También en el número 2 se anuncia la gestoría administrativa de la Viuda de Picón, que tiene habilitación de clases pasivas y la representación de ayuntamientos, y hace gestiones particulares y oficiales, y todo lo relacionado con automóviles y seguros sociales. Seguían las farmacias de Paradinas y La Puente. La perfumería y bisutería de Viuda de Brévers ocupaba el número 5, con especialidades nacionales y extranjeras, y exclusiva de productos “Elizabet Arden”. En el número 6 siguen la relojería “Kaiser”, la confitería Iselma con helados y repostería, y el café-bar “El Águila de Gredos” de Saturnino Muñoz. También en el número 6 de anuncia la tienda “Seybo” de frigoríficos, radios neveras, lavadoras, cocinas, termos, etc, y donde se hacen reparaciones de toda clase de aparatos eléctricos y radios. Ya en el número 7, una vez pasada la calle estrada, se encontraba la tienda de coloniales de Lope Santo Domingo Nieto, que tenía el mejor surtido en legumbres y conservas de todas clases. El café “Pepillo” En el número 13 se encontraba la carnicería, salchichería y mantequería de Jerónimo Prieto del Olmo, con gran surtido en fiambres.

Otros establecimientos, además de los citados, que también se identificaron con la plaza en el último tercio del siglo XX fueron, los bares y cafés “Florida” y “El Oro del Rhin”, el quiosco de periódicos de “Teto” (Enrique Pérez), y el cine “Lagasca”, situado a la vuelta del Café “Pepillo”, junto al bar Casa Marti, con especialidad en gambas a la plancha. En el solar del cine se construyó la Caja de Ahorros, donde antes había estado el Gobierno Militar y la Caja de Reclutas. En la fachada norte se hallaba el edificio de la Caja Central de Ahorros, donde estaba El Diario de Ávila, una sala de exposiciones de la Caja de Ahorros, el Instituto de la Vivienda, el Registro de la Propiedad y el Instituto Geográfico, entre otros despachos y oficinas. En este mismo lado de la plaza estuvieron también el taxidermista “Guerras”, la carnicería del Grande y la tienda de futbolines de Migdonio.

Con el nuevo milenio los establecimientos comerciales que se asoman a la plaza son “Disco 70”, dedicado a la venta de productos discográficos, vídeos, relojes, aparatos musicales, etc. Siguen la antigua confitería “La Pajarita”, la farmacia Paradinas y la tienda de ropa “Kalión”, ocupando el local donde antes estaba la librería abulense. A continuación, está la perfumería “Raquel”, sobre la que halla la peluquería “Ángela” y el centro de reconocimiento médico de Cruz Roja. Luego están la pastelería “Marisol”, la antigua farmacia de doctor “La Puente”, ahora regentada por Virtudes López Santiago, y la entidad de crédito “Caixa de Catalunya”. La antigua relojería “Kaiser” está ocupada por la tienda de regalos “Muñoz”, a la que sigue la pastelería “Iselma”. El desaparecido café “El Águila” está ocupado por la pastelería “La Flor de Castilla” y la tienda de deportes “Sportype”. Pasada la calle Estrada, se encuentra la entidad “Caja España”, junto a la cual estuvo una agencia de viajes de El Corte Inglés, siguiendo después los nuevos cafés-restaurante “El Soportal” y “Barbacana”. Doblando los soportales está el quiosco y librería “Senén” y la Caja de Ahorros de Ávila, ocupando el espacio de lo que fue el típico café de “La Amistad” de “Pepillo”. Al otro lado de la plaza, actualmente se están construyendo los nuevos edificios que configuran el Mercado Grande con fachadas al norte según proyecto del arquitecto Rafael Moneo.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Plaza del Mercado Grande, 1945)

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