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La Muralla en la mirada. Crónica 26. Ávila, a vuela pluma

26Ávila, a vuela pluma es el título de la selección de fotografías aéreas de Ávila tomadas en 1958 reproducidas en las primeras crónicas que aquí recogimos. En todas ellas, la muralla configura la silueta de la ciudad y se convierte en el referente histórico de su evolución y testigo inmutable de su devenir, y así lo atestiguan las siguientes líneas que escribimos entonces:

“En la década de los años cincuenta Ávila experimenta una notable transformación urbanística propiciada por la expansión del casco urbano y el crecimiento de su caserío fuera del recinto amurallado, a la vez que  mantiene su rico conjunto monumental dominado por la Muralla y la Catedral.

Uno de los grandes exponentes de este desarrollo es  la ingente promoción de viviendas sociales que se construyen a las afueras, así como la aparición de edificios que por su singularidad se  convierten en referencia  del nuevo paisaje arquitectónico. Entre estos cabe citar el Colegio de huérfanos ferroviarios, el Seminario, el Diocesano, las Nieves, Sindicatos, Sanidad, el Silo, Fadisa y el Instituto.

Las fotografías nos enseñan las remodelaciones urbanísticas en ciernes de la zona de Santa Ana y San Roque, a la vez que ya queda definido el espacio donde se ubicará el futuro mercado de ganados. Vemos andamios en el nuevo colegio de las Nieves y en las manzanas de la Calle Alfonso de Montalvo, se empiezan las obras de la casa de cultura en el corralón  junto al “episcopio”, y la implantación de la fábrica automovilística de “Fadisa” parece prometer un futuro industrial para Ávila.  En estos años todavía se conservan las grandes huertas de la mitad oeste del recinto amurallado y  de los conventos de Santa Ana, las Gordillas y San Francisco, aunque este suelo no tardará mucho en liberarse para la construcción de edificios residenciales; igual que ocurrirá también en  el Teso del Hospital viejo, el campo de San Antonio y las huertas del entorno de la Encarnación,  lo que  sin embargo no se produjo en las huertas de los conventos de Gracia, Magdalena, San José y Santo Tomás, y la casa de Misericordia.

Estamos viendo nacer nuevos barrios como el de la Estación y la Cacharra, donde la Delegación Nacional de Sindicatos construye centenares de viviendas sociales, promociones que se extienden también  a todo el perímetro de la ciudad. Se nota la sombra de  destacados y singulares elementos arquitectónicos que desaparecerán o se transformarán, como la Inclusa, el Acueducto de las Gordillas, la plaza de Toros de San Roque, la Convento de los Jerónimos, la Real Fábrica de Algodón, o el mercado de abastos proyectado por Repullés.

Los jardines y parques de la ciudad nombrados de San Antonio, el Recreo, San Roque y el Calderón conservan su diseño original. El paisaje circundante definido por los ríos Adaja y Chico, la línea del ferrocarril y las carreteras de acceso mantiene su perspectiva invariable. Finalmente, la urbanización del campo que rodea la ciudad por el noreste y el sur llegará de una forma abrumadora con la entrada del siglo XXI”.

La ciudad vista desde el cielo que ha sido retratada en las últimas décadas en repetidas ocasiones, y la imagen de la muralla sigue siendo el perfil grueso que contornea su silueta  centenaria, la misma que percibió Wyngaerde en 1570.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

       (Foto: Vista aérea de la ciudad. Hacia 1995)

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