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Ávila ajardinada en blanco y negro. Crónica 39. Plaza del Mercado Grande (2)

Ávila ajardinada 39 La plaza del Mercado Grande, haciendo honor a su privilegiada situación como antesala del recinto amurallado, y al mismo tiempo de la nueva ciudad que surgía extramuros, siempre ha sido uno de los espacios físicos más adecuados para el desarrollo de las manifestaciones públicas.

Así pues, este es el lugar donde las gentes celebran sus fiestas y entretenimientos, expresan sus motivaciones políticas y religiosas, cultivan sus aspiraciones artísticas y musicales, juegan y se divierten, luchan por sus ideales y reivindicaciones, lloran sus penas y tragedias, engalanan a sus amores, venden y compran una gran variedad de productos, se alegran y hacen plegarias, beben y bailan, llevan a cabo aclamaciones y humillaciones, se dan cita mercaderes y feriantes, se reúnen peregrinos y viajeros, hacen paradas militares y somatenes, realizan pasacalles y procesiones, representan comedias y películas, rezan contra las epidemias y calamidades, muestran su cultura, montan tenderetes de libros y artesanías, organizan festivales, recrean a los niños, pasean la noche y la resaca, iluminan el cielo con fuegos de artificio, honran a santos y patrones, lucen bodas y comuniones, acogen entierros y nacimientos, y corrieron los toros, entre otras muchas actividades lúdicas o deportivas, e incluso pesarosas.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Plaza del Alcázar o del Mercado Grande. Hauser y Menet, hacia 1905)

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