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La Muralla en la mirada. Crónica 8. La Muralla como intercambio espiritual

08Con el comienzo del siglo XX, la tarjeta postal ilustrada se convierte en la mejor forma de dar a conocer la ciudad y de universalizar su historia monumental. “La postal en nuestros días -escribía Adolfo Alegret en 1904- tiene un alcance y significación extraordinaria, populariza los monumentos, lo más notable de los pueblos, revela los gustos del individuo, su cultura y sus aficiones. Sintetiza todo lo grande de una comarca, de una ciudad o pueblo, estableciendo un intercambio espiritual por medio de la reproducción de la vida pasada y presente”.


Del éxito que tuvieron las postales, y por ende la fotografía, es buena muestra el texto publicado por El Diario de Ávila en 1905, donde se reseña que los dueños del local “Pepillo”, aprovechando la afluencia a sus famosos conciertos, “buscando siempre el gusto del público, y sabiendo que hoy día lo que más priva, entre la juventud, es la postalmanía, regaló a todos los concurrentes tarjetas postales muy de novedad y muy bonitas. Este regalo le agradecerán los muchachos y las muchachas porque, al fin y al cabo, siempre es un dato para comunicarse”.

Las vistas de Ávila y su muralla ocupan un lugar destacado en la producción de postales, al juzgar por la publicidad de la casa Lacoste que aparece en la revista España Cartófila de marzo de 1903, donde solamente figuran los conjuntos monumentales de Ávila, la Granja, el Monasterio de Piedra, Aranjuez, Segovia, Montserrat, Madrid, Sevilla, Zaragoza, Salamanca. José Lacoste, fue un fotógrafo que recuperó y comercializó el archivo de Laurent desde 1893, especializado en reproducciones de obras de arte y fotógrafo oficial del Museo del Prado, también fue miembro de la Sociedad Fotográfica Madrileña y junto a Ángel Redondo de Zúñiga, instaló una moderna fototipia en la madrileña calle Cervantes. De estos talleres salieron numerosas postales, en las que la muralla de Ávila ofrece una visión romántica en una sucesión de imágenes nostálgicas que reclama la mirada atenta del visitante. A Lacoste, en 1915 le sucedió en el negocio J. Roig, quien también comercializó con buen resultado las fotografías de Laurent y las postales que antes tenían el sello Lacoste, entre las cuales ocupa un lugar destacado las vistas de la muralla.

Es posible que muchas de las fotografías que venimos comentando ya nos resulten familiares, pues no en vano su valor histórico y cultural ha propiciado en los últimos años un especial interés. Interés que coincide con el aprecio que la tarjeta postal antigua significó justamente en sus orígenes, ya que “satisface a todos los gustos y sentimientos; todo está comprendido y compendiado en ella; mediante la tarjeta postal ilustrada se estudia y se aprende geografía, historia, mitología, indumentaria, heráldica, etnografía y arte”, escribió Durán Borai en 1901.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Vista desde los arrabales puente. Tarjeta postal Püger & Co. München, h. 1906)

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