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Ávila ajardinada en blanco y negro. Crónica 11. Ávila entre la niebla y crepúsculo

Ávila ajardinada 11 Por el norte, la panorámica de la ciudad se traza por la línea del ferrocarril, desde donde se descubren nuevas vistas donde las huertas y cercados con frutales salpican la tierra cultivada que corona la muralla. “Casi perdida entre la niebla del crepúsculo y encerrada dentro de sus dentellados murallones, la antigua ciudad, patria de Santa Teresa, Ávila, la de las calles oscuras, estrechas y torcidas, la de los balcones con guardapolvo, las esquinas con retablos y los aleros salientes. Allí está la población, hoy como en el siglo XVI, silenciosa y estancada”, escribió en 1864 el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, es la crónica de la inauguración en San Sebastián de la línea ferroviaria del Norte por la reina Isabel II.

 

Con motivo de la inauguración del nuevo trazado ferroviario llegó a la ciudad el fotógrafo francés de los tres emperadores (Austria, Francia y Rusia) Auguste Muriel, quien tenía el encargo de realizar un álbum de las localidades por donde pasaba el tren. La imagen de la ciudad fue tomada desde la lejanía, buscando una perspectiva por el lado norte siguiendo el trazado del ferrocarril, donde Ávila se resume en un vistazo fugaz. Con ello, el ferrocarril había cambiado la forma de mirar y percibir el paisaje, y de ver los pueblos y ciudades, los cuales podían contemplarse en grandes panorámicas enmarcadas por la ventana del tren, y aunque sabemos que el origen de estas vistas se encuentra en la cartografía urbana renacentista, lo cierto es que el tren contribuyó a la promoción y admiración de la ciudad percibida desde la lejanía.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Vista desde la línea ferroviaria. Auguste Muriel, 1864)

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