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Ávila ajardinada en blanco y negro. Crónica 43. Jardines privados de disfrute general y otros (2)

Ávila ajardinada 43 El Balneario de Santa Teresa se fundó en 1894 por José Zurbano descubridor de un rico manantial de aguas minero-medicinales, tal y como reza una placa colocada en la fuente que dio origen al lugar. Era un lugar apacible, con extensos y frondosos jardines, donde el enfermo de los aparatos respiratorios y digestivo, encuentra seguro alivio a sus dolencias.

 

Aunque este jardín no se encontraba en Ávila, era como si lo fuera dada la gran vinculación que se estableció entre la ciudad y los “agüistas”, nombre con el se conocía a la ilustre colonia veraniega que moraba en el balneario durante la temporada de apertura que iba de junio a septiembre. Este grupo selecto de visitantes junto con otros prestigiosos personajes que acudían en las mismas fechas hicieron brillar a Ávila en el mundo de la política y la cultura, con bien recuerda José Mayoral.

         Los jardines del balneario eran un auténtico “parque de recreo”, lo que sin duda constituía un verdadero reclamo para la captación de clientes, lo mismo que la ciudad de Ávila, de cuya relevancia monumental se servía publicitando reproducciones de su callejero según dibujo Karl Baedeker en 1897. La promoción del lugar se hacía remitiendo gratis guías del establecimiento y con la edición de una rica colección de postales publicadas en el primer tercio del siglo XX en las que puede admirarse su frondosa vegetación. El centro dejó de funcionar como tal en 1936, año en que pasó a depender del Patronato Nacional Antituberculoso, para años después hacerlo como centro de Enseñanza Especial.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Balneario de Santa Teresa en Martiherrero. Tarjeta postal, hacia 1910)

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