Son numerosas las informaciones que guardan las actas del ayuntamiento y las intervenciones que hicieron los arquitectos municipales, destacando entre ellos Eduardo Vázquez de Zúñiga en 1863, Ángel Cosín en 1875 y Emilio González en 1914. También hubo épocas de sequía, abandono y “atentados” que hicieron peligrar la supervivencia del arbolado, tanto que a partir de los años veinte, y ya entrada la segunda mitad del siglo pasado, el parque presentaba una imagen poco alentadora, como bien ha estudiado Sonsoles Nieto Caldeiro.
El parque de San Antonio, situado a la entrada de Ávila por su lado Este, surge como paseo y alameda pública en el siglo XVI, coincidiendo con la fundación del convento de los frailes franciscanos de San Antonio, formado por una frondosa arboleda presidida por la fuente monumental de la Sierpe, tal y como reseñaron Antonio Cianca en 1595, el Padre Ariz en 1604 y Bartolomé Fernández Valencia en 1676.
La recreación plástica y visual de los paseos y jardines de Ávila tiene uno de sus mayores exponentes en la fotografía, y más concretamente en las fotografías antiguas y en las viejas tarjetas postales que tanto proliferaron en la primera mitad del siglo XX. A través de ellas observamos la querencia ciudadana por estos espacios que alcanzaron para los viajeros la misma relevancia que los monumentos de la ciudad histórica.
La representación gráfica de Ávila y sus jardines se encuentran su reflejo en los distintos planos que se hicieron de la ciudad a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Además, también aportan información valiosa los proyectos que hicieron los arquitectos municipales sobre distintas intervenciones realizadas a para atender el embellecimiento y mejora de los parques urbanos con los que señoreaban sus habitantes.
Los jardines y paseos de San Antonio, el Recreo y San Roque surgen santificados por los fundadores de los conventos de San Antonio, Santa Ana y Las Gordillas, y a la sombra de los paredones de sus huertas, aspecto que destacó Antonio Veredas:
“Entre todos los innumerables paredones abulenses, ninguno es tan popular y favorecido por la amistad general como los que se extienden al largo del paseo de San Roque y del jardincillo del Recreo, con sus bancos corridos que yo comparo a las repisas que hay en algunos hogares, abarrotadas de muñequitos y otras lindezas” (“Cuadros abulenses”, 1937).
Ávila, 11 de diciembre de 2020.- El Ayuntamiento de Ávila mantiene abierto hasta el lunes 14 de diciembre el plazo de votación para seleccionar el proyecto que se ejecutará en la ciudad en el marco de los Presupuestos Participativos 2021, dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi) de Ávila.
El entorno natural de Ávila se caracteriza entonces por los paseos arbolados que bordean la muralla llamados del Rastro y de la Ronda Norte; las alamedas periféricas de San Antonio, Santa María de la Cabeza, San Nicolás y el Rastro; los caminos de acceso a la ciudad con plantíos como los que vienen desde la Salamanca y Madrid; y la siempre cubierta ribera del río Adaja.
Nuevas panorámicas tomadas por el arquitecto diocesano Isidro Benito en el siglo decimonónico nos enseñan por el Norte las huertas de Prado Sancho, por el Este el paso por el puente del ferrocarril con la frondosidad de la arboleda de San Antonio y el camino que discurre paralelo a la carretera de Villacastín, por el Sureste el Paseo de San Roque en toda su extensión.


