A la vista de la afluencia de fotógrafos transeúntes que llegan de Madrid, e incluso de otros países, como hemos podido observar hasta ahora, sorprende que a los fotógrafos locales no les interese la fotografía monumental o de reportaje.
Por esto mismo, es digno destacar la colaboración artística del fotógrafo abulense Julián Fuentetaja “Jaulat” en el interesante monográfico de José Mayoral Fernández titulado Ávila. Sta. Teresa.
El escritor León Roch (seudónimo de Federico Pérez Mateos) captó en 1912 unas interesantes impresiones de Ávila en su recorrido por la ciudad. Le acompañaba en este viaje el fotógrafo Carlos Boronat, con cuyos ojos esperaba admirar mejor la ciudad amurallada, y fruto de la visita fue el libro profusamente ilustrado con portada de una vista de Hauser y Menet del puente “romano” y las murallas que tituló Por tierras de Ávila, y en el cual leemos: “Ávila, tan austera y adusta, honestamente recogida entre sus fuertes murallas, inmutable y eterna, como si sobre ella no hubiera pasado el tropel de los siglos”.

El proyecto denominado "Recuperación, ajardinamiento y acondicionamiento integral de El Pradillo" ha sido el ganador de los Presupuestos Participativos 2021 del Ayuntamiento de Ávila.
Ya en el siglo XX, causaron especial eco los reportajes fotográficos con vistas de la muralla de Ávila publicados en el periódico Nuevo Mundo (1902 y 1904), con fotografías de Narciso Clavería, Redondo de Zúñiga, y de Campúa; en la revista ilustrada La Esfera (1914-1931), donde sobresalen las fotografías de la muralla de Ávila realizadas por Laurent, Hielscher, Wunderlich, el Conde de la Ventosa, Hernández Briz, Antonio Bonilla, Mayoral, Olmedo y Ortega, y Rueda; en Mundo Gráfico (1919), con fotografía de Luís R. Alonso; en Blanco y Negro (1926 y 1928), con textos de José Mayoral Fernández y fotos de Fernando López Beaubé y Mayoral; y en la revista gráfica Estampa (1928-1936) con fotos de Mayoral.
Con el comienzo del siglo XX, la tarjeta postal ilustrada se convierte en la mejor forma de dar a conocer la ciudad y de universalizar su historia monumental. “La postal en nuestros días -escribía Adolfo Alegret en 1904- tiene un alcance y significación extraordinaria, populariza los monumentos, lo más notable de los pueblos, revela los gustos del individuo, su cultura y sus aficiones. Sintetiza todo lo grande de una comarca, de una ciudad o pueblo, estableciendo un intercambio espiritual por medio de la reproducción de la vida pasada y presente”.




