Mercado grande. Crónica 23 Espacio de expresión y conciencia pública

 

23. Crónica 23 La plaza del Mercado Grande, haciendo honor a su privilegiada situación como antesala de la ciudad amurallada, y al mismo tiempo de la nueva ciudad que surgía extramuros, ha sido uno de los espacios físicos más adecuados para el desarrollo de las manifestaciones públicas.



Así pues, este es el lugar donde las gentes celebran sus fiestas y entretenimientos, expresan sus motivaciones políticas y religiosas, cultivan sus aspiraciones artísticas y musicales, juegan y se divierten, luchan por sus ideales y reivindicaciones, lloran sus penas y tragedias, engalanan a sus amores, venden y compran una gran variedad de productos, se alegran y hacen plegarias, beben y bailan, llevan a cabo aclamaciones y humillaciones, se dan cita mercaderes y feriantes, se reúnen peregrinos y viajeros, hacen paradas militares y somatenes, realizan pasacalles y procesiones, representan comedias y películas, rezan contra las epidemias y calamidades, muestran su cultura, montan tenderetes de libros y artesanías, organizan festivales, recrean a los niños, pasean la noche y la resaca, iluminan el cielo con fuegos de artificio, honran a santos y patrones, lucen bodas y comuniones, acogen entierros y nacimientos, y corrieron los toros, entre otras muchas actividades lúdicas o deportivas, e incluso pesarosas.

En otro lugar hablamos de ferias y mercados, toros, comedias, ajusticiamientos, exequias, proclamaciones, y recibimientos, por lo que ahora nos detenemos en algunas manifestaciones religiosas y festivas, y otros espectáculos, y lo hacemos a modo indicativo, sin pretender ser exhaustivos ni abarcar con ello la extensa riqueza y variedad de acontecimientos realizados en la plaza.

(Jesús Mª Sanchidrián Gallego)

(Foto: Plaza del Mercado Grande. Fiestas de Santa Teresa, Luxart, 1981)

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