Ávila ajardinada en blanco y negro. Crónica 33. Plazas arboladas y vergeles en el recinto amurallado (2)

Ávila ajardinada 33 La plazuela de la fruta “era una plaza rectangular con una meseta en el centro, a la que se llegaba merced al auxilio de tres escalones de piedra. En la meseta crecían unos árboles gigantescos que cobijaban bajo sí una fuente de agua cristalina, llena de rumores y ecos extraños”, recuerda Miguel Delibes en palabras del protagonista de La sombra del ciprés es alargada. En la novela, los grandes árboles formaban una sombreada alameda que cruzan los personajes un frío día de invierno, si bien, en el año en que se desarrolla la acción lo que había eran acacias de bola y la plaza presentaba un buen ejemplo de salón jardín en medio de la ciudad.

La plaza de Sofraga es el otro jardín público intramuros, situado junto al palacio del mismo nombre, una vez pasada la puerta de San Vicente, en él “se mecen frondosos árboles y murmura una fuente de las que reinando el Emperador se distribuyeron por la ciudad para ornato de ella y abasto de los vecinos”, escribió Quadrado en 1865. Pocos años después, este espacio verde dejó de serlo, ya que por un peculiar acuerdo municipal pasó a ser propiedad del Marqués de Peñafuente en 1872, quien lo incorporó al palacio, cercó el jardín, desplazó al exterior la fuente que había y cortó la arboleda existente, si bien luego el reciente propietario realizó nuevas plantaciones con diseño modernista.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Plazuela de la Fruta, hacia 1942. Colec. Aurelio Sánchez Tadeo).

Visto 1475 veces
feder logo
europa imp_logo
europa imp_logo
europa imp_logo
jcyl logo