Ávila ajardinada en blanco y negro. Crónica 34. Plazas arboladas y vergeles en el recinto amurallado (3)

Ávila ajardinada 34 Ya que en el recinto amurallado no proliferaron en exceso los espacios verdes públicos, llama la atención el arbolado que crece a la sombra de iglesias y palacios. Buenos ejemplos de ello son el centenario negrillo de la Santa al que cantó el cronista de la villa José Mayoral y que Antonio Veredas describió como “un olmo gigantesco” ya en 1939, y cuya imagen aparece en numerosas fotografías tomadas desde antiguo como un símbolo de santidad unido a la figura de Santa Teresa.

Lo mismo ocurre con los árboles que señorean la plaza que da frente a las casas palacio de Superunda y Oñate los Guzmanes plantados hacia 1875, según observamos en la imagen retratada por Jean Laurent poco tiempo después, la misma perspectiva ajardinada que fotografiaron Mayoral y Pelayo Mas Castañeda en 1928.

En la segunda mitad del pasado siglo se recuperó como zona verde el solar que ocupó en antiguo Alcázar, situado intramuros de la puerta del Mercado Grande frente al antiguo edificio del Banco de España. El nuevo espacio se llamó en tiempos de la república Plaza de Blasco Ibáñez, luego de Calvo Sotelo y hoy de Adolfo Suárez. Su ajardinamiento se inicia después de la demolición de los últimos restos del Alcázar producida hacia 1950, pudiéndose observar su evolución en distintas vistas de la nueva plaza.

El claustro de la catedral siempre debió ser un hermoso vergel, y su imagen es utilizada para ilustrar las primeras tarjetas postales de la ciudad que hicieron Kaulat y Hauser y Menet a principios del siglo XX. Con igual prestancia, lo patios palaciegos de los Dávila, los Velada, los Oñate, los Verdugo y los Águila lucían bellos jardines interiores, y así fueron retratados por Pelayo Mas en 1928.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Foto: Claustro de la Catedral. Tarjeta postal L. Roisin, hacia 1912)

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