La Muralla en la mirada. Crónica 21. La Muralla retratada para ser expuesta

21La difusión y divulgación de la imagen fotográfica es una de las características intrínsecas a la propia fotografía. Es decir, la fotografía se concibe para ser mostrada y expuesta, y a través suyo se quiere enseñar y se procura aprender en un diálogo siempre buscado por el fotógrafo.

Las guías artísticas e históricas pronto utilizaron la fotografía como un elemento sustancial de su contenido, a pesar, a veces, de su escasa calidad. Los deseos de promoción turística de Ávila y su muralla propiciaron la aparición de diversas publicaciones y guías que incluían imágenes y vistas de una ciudad monumental y pintoresca.

La fotografía de la muralla parecía haber tomado asiento en la quietud de las páginas de los libros de José Mª Quadrado (1884), con grabados sobre fotografías de Laurent; de Emilio Valverde (1896), también con fotograbados de Laurent; de Antonio Blázquez (1896), con fotografías de Isidro Benito, Isidoro Jiménez y otros; de Fabriciano Romanillos y Fernando Cid (1900), con “fotograbados” de Ángel Redondo de Zúñiga; de Albert F. Calvert (1908 y 1924), con fotos de Laurent, Alguacil y Lévy; de Henri Guerlin (1914), con fotos propias y de Hauser y Menet; de José Mayoral Fernández (1916), con fotografías de Julián Fuentetaja; del Marqués de San Andrés (1922), con fotografías de Hauser y Menet y otros; de Rafael Gómez Montero y Luís Belmote (1946), con fotografías sin identificar autor; de Ignacio Herrero de Collantes, Marqués de Aledo (1947), con fotografías propias. Y a estas guías habría que sumar otros títulos donde aparece la muralla y la ciudad retratadas, como el Estudio Histórico de Enrique Ballesteros (1896); Recuerdos (1913) de José M. Ruiz de Salazar; el Manual del turista peregrino (1922) y Los viejos cosos (1927) de José Mayoral; La vida gráfica de Santa Teresa (1929-1935) de Fr. Gabriel de Jesús; Ávila. Arte y Turismo (h. 1933) con texto de Diego Sánchez Roses, y la Monografía Histórica de la Academia de Intendencia (1936) de Rafael Fuertes Arias; entre otros libros y guías que van apareciendo hasta la segunda mitad del siglo XX.

En todas las obras citadas anteriormente, la panorámica que dibujan Ávila y su muralla constituye una visión identificativa de su historia y de su paisaje arquitectónico, así como de la propia configuración urbana de la ciudad, donde la mezcla del arte con lo pintoresco resulta enormemente atractivo para los viajeros y turistas. La fotografía se convierte entonces en el fiel testimonio que da credibilidad al texto literario, y a través de ella se visualiza la historia de la ciudad y de la muralla como elemento definitorio más sobresaliente.

Ya en 1913, Ávila era una de las ciudades más atrayentes para el turismo, y en estos términos se hablaba de turismo como idea globalizadora de la historia y el arte de un lugar que debe visitarse, y así se recoge en las publicaciones especializadas de la época. Ávila fue pionera en la organización de la actividad turística, uno de los sectores más relevantes de la economía provincial, cuando en 1918 se constituyó la primera Federación de Entidades Turísticas que presidió Salvador García Dacarrete, donde también destacó el periodista Vega-Alberche fundador del semanario ilustrado Ávila, quien promovió decididamente desde sus páginas el turismo abulense.

En 1929 se celebra la Exposición Universal de Barcelona, y allí se presenta una excelente colección fotográfica que había recopilado el Arxiu Mas de todos los monumentos, lugares históricos y riquezas artísticas existentes en la provincia de Ávila. La adquisición de dicha colección de 1.158 fotografías fue realizada por la Diputación Provincial que presidía el coronel Ángel de Diego y Capdevilla, con destino a esa institución, demostrando así una especial sensibilidad por el patrimonio cultural de Ávila, lo que le valió el cargo de Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos.

Las fotografías de Ávila del Arxiu Mas que adquirió la Diputación Provincial fueron realizadas en la campaña de 1928 por Pelayo Mas Castañeda (1891-1954), hijo del fotógrafo Adolfo Mas, fundador del archivo que lleva su nombre y cuyo fondo había empezado a formarse a partir de 1900. Pelayo Mas reunió en más de un millar de fotografías encuadernadas en doce volúmenes casi todo el patrimonio cultural de Ávila. Estas imágenes son de una extraordinaria calidad y través de ellas podemos admirar la belleza de la ciudad amurallada. La utilización de imágenes del archivo Mas ha sido fundamental en la ilustración y edición del Catálogo monumental de Ávila (1900) de Manuel Gómez Moreno, publicado en 1983, como también lo fue en la ilustración del libro Ávila monumental (1952) de Santiago Alcolea, entre otras obras. Como vemos, las fotografías del archivo Mas sirvieron para documentar y estudiar el patrimonio histórico artístico de Ávila, y también como medio de promoción turística de la ciudad amurallada, por lo que no en vano fueron incluidas en los folletos que editó con tal fin el Patronato Nacional de Turismo.

Jesús Mª Sanchidrián Gallego

(Vista general. Isidro Benito Domínguez, hacia 1889)

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